Durante la etapa del embarazo, bien los saben las mujeres que han pasado por la misma, suelen producirse con asiduidad los tan famosos antojos, pero lo cierto es que los especialistas en salud cada vez hacen mayor hincapié sobre los mismos, como una cuestión que no debe ser tomada a la ligera, ya que puede contribuir al aumento de grasa en el organismo, siendo muy difícil de eliminar luego del parto.
De hecho, es conocido que la dieta sana y equilibrada es de gran importancia en las mujeres embarazadas, cuestión por la cual nunca se debe permitir que los anteojo reemplacen las necesidades nutricionales de este período que, por cierto, son bastante mayores que la de una adulta en condiciones normales.
Cabe señalarse que la dieta diaria de una embarazada debe contener, obligatoriamente vegetales y animales, frutas y verduras, además de asegurarse la ingesta de vitaminas y minerales, lácteos, ricos en calcio y carbohidratos, aportados a través de cereales, pasta y legumbres y grasas saludables, necesarias para el crecimiento del feto. De todas formas, queda descartada la frase de “comer por dos”, siendo un mito la misma.
Se estipula incluso que cada mujer embarazada debe ingerir unas 300 calorías diarias por cada kilo de peso, medida que lógicamente aumentará conforme crezca el bebé. Otra de las posibilidades es que, al desplazarse el útero hacia arriba, la embarazada tenga la sensación se haber comido suficiente, pero no es un buen momento para dejar de hacerlo, si se tiene constancia de que se están haciendo todas las comidas correctamente.