Una de las consecuencias más comunes que suelen acusar las mujeres durante el embarazo es, sin dudas, la hinchazón especialmente de sus piernas y pies, condición que además suele complicarse en el último trimestre de la gestación. Incluso, se llega a considerar que tres de cada cuatro mujeres sufren estos síntomas.
En este sentido, recientes estudios realizados por especialistas mexicanos han demostrado que el edema de miembros pélvicos es una condición fisiológica que deriva del crecimiento del útero. Por tanto, la presión que ejerce sobre el sistema arteriovenoso que alimenta las piernas provoca el dolor, existiendo algunas condiciones que empeoran los mismos, como la obesidad.
De esta forma, se vuelve indispensable que el obstetra explique a la paciente embarazada que la edematización de las piernas durante esta etapa, no debe ser preocupante. Sin embargo, es importante también que el avance de la misma se vigile, junto con sus niveles de presión sanguínea, para evitar riesgos mayores.
Una de las maneras que se tiene también de reconocer que se trate de una presión “normal”, es cuando los distintos estudios acerca del funcionamiento de los riñones durante el embarazo son positivos. Esto demuestra que la inflamación de las piernas desaparecerá una vez que nazca el bebé