Se ha comprobado científicamente, a pesar de la idea popular preexistente, que existe una fuerte asociación entre el tabaquismo en el primer trimestre de embarazado y los defectos congénitos de corazón de la criatura, según se ha investigado en el Centro Nacional sobre Defectos Congénitos y Discapacidades de Desarrollo de los CDC.
De hecho, uno de los responsables máximo del estudio, Adolfo Correa, directivo médico de la institución anteriormente nombrada, se ha hallado que, cuando la madre fuma en los primeros meses de gestación del bebé, existe una probabilidad del 20 al 70 por ciento mayor de que el bebé nazca con ciertos tipos de defectos congénitos.
Esto se produce básicamente porque se obstruye el flujo de sangre del lado derecho del corazón hacia los pulmones, además de producirse aperturas entre las cámaras superiores del corazón, lo que obliga a practicarle una cirugía al niño al momento de su nacimiento de forma inmediata para que tenga capacidad de sobrevida.
De todas maneras, también se ha comprobado que el humo del cigarrillo también afecta a otros órganos además del corazón, siendo un tipo de enfermedad que tiene incidencia en unos 40 mil bebés al año, los que cuentan con posibilidades reales de desarrollar discapacidades en los primeros años de vida, siendo el fumar un habito que es mejor abandonar a la hora de convertirse en madre, ya que no hay razón más especial que la salud de un hijo para ello.