Si bien desde hacía tiempo se consideraba perjudicial para la salud de la madre, como así también del bebé, el hecho de consumir alcohol durante el embarazo, recientes estudios en Sudamérica han determinado que incluso deberían evitar esta conducta desde el propio momento en el que intentan ser madres.
Incluso, los extremos indican que se han registrados casos de aborto espontáneo o alteraciones del sistema nervioso del feto, que podrían estar relacionados con el consumo de distintas bebidas alcohólicas. De hecho, en las dos semanas que se tarda en que la mujer detecte el embarazo, como mínimo, ya podrían producirse estos efectos.
Ese es justamente el momento indicado para evitar daños que puedan sucederse en el niño, ya que si el embrión se ve agredido por sustancias externas y ajenas al organismo, podría afectarse su sano desarrollo. Justo Alonso, profesor titular de la Clínica Ginecotocológica C de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, en Montevideo, confirmó estas novedades.
El mismo profesional se encargó de explicar la teoría del “todo o nada”, que consiste en que si un embrión es agredido por una sustancia tóxica en los primeros 15 días de vida, tiene dos opciones: bien continúa sin lesiones o, lamentablemente, se aborta. Además, un estudio realizado en ratones y publicado esta semana por el diario “La Nación” fue aún más lejos y sugirió que el consumo en las horas previas a la concepción también podría dañar el embarazo.